El empleo de productos ferrosos acarrea grandes impactos sobre el medio ambiente. Algunos de estos impactos ocurren en tres momentos bien diferenciados:
• A la hora de obtener la materia prima. La mayoría de las minas de mineral de hierro que se explotan en la actualidad se hacen a cielo abierto. Ello ocasiona un gran impacto acústico, paisajístico y de destrucción de hábitats.
La fabricación del carbón de coque (coque metalúrgico) emite a la atmósfera, entre otros, los siguientes elementos contaminantes: CO, CO2, amoniaco, alquitrán, cenizas y humos.
• Durante la transformación del mineral en producto comercial. Las emisiones que se pueden liberar a la atmósfera en el horno alto, hornos de afino, laminación, etc., son:
– Metales pesados, como plomo, cadmio, mercurio, etc., que contaminan el aire, el agua y la tierra.
– Gases residuales y polvo.
– Gases de horno alto y horno eléctrico, como pueden ser CO, CO2, SOx, NOx, etcétera. Además, se producen otros tipos de contaminación, como:
– Lodos procedentes de la depuración de los gases.
– Aguas residuales contaminadas con aceites, ácidos, etcétera.
– Contaminación acústica.
Algunas de las medidas utilizadas para contrarrestar estos efectos son:
– Aislamiento de las zonas en las que haya máquinas que emitan un gran ruido.
– Filtraje de partículas, metales pesados y gases.
– Separación de zonas industriales de núcleos urbanos.
• Al desechar o reciclar un producto ferroso usado. El reciclado, desgraciadamente, también tiene impacto sobre el medio ambiente; pero los efectos de este impacto son mucho menores que los ocasionados al fabricar el producto a partir del mineral de hierro.
miércoles, 1 de abril de 2009
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